Amparados bajo la marca de la Comunitat los municipios de la provincia se agruparán por paquetes turísticos en la feria madrileña
La provincia olvida los grandes proyectos y venderá «sólo lo que tenemos»
Muy muy lejos quedaron ya las épocas doradas de los macroproyectos turísticos, las imágenes del aeropuerto -o las polémicas sobre su posible venta y viabilidad- y el inmenso despliegue de medios para presentar, más que una oferta concreta, la promesa del gran destino turístico de masas en el pretendía convertirse Castellón.
Las instituciones provinciales dedicadas al turismo se dan un baño de realidad y se preparan para aterrizar, de nuevo, en la feria turística más importante del país: Fitur, aunque con grandes cambios. El principal será que la provincia dejará de tener ‘stand’ propio y se amparará bajo la marca de la Comunitat Valenciana.
El presidente de la Diputación, ya advertía esta semana que «hay que tener en cuenta que la globalización de los mercados obliga a promocionar las grandes marcas, dentro de las cuales dar a conocer luego los productos más específicos de cada municipio», añadiendo que «deben utilizarse los instrumentos necesarios para promocionar de la mejor forma la provincia. En este sentido, en el actual marco de la comunicación global a través de Internet, es cierto que se reduce la superficie con la que la provincia se muestra en la feria, pero mantiene la necesidad de su presencia en uno de los eventos más importantes del sector a nivel internacional».
También el diputado provincial de Turismo, Andrés Martínez, vaticinaba que los cambios redundarán en beneficio del sector y señalaba que «era necesario cambiar el enfoque porque al cliente tienes que ofrecerle un producto consolidado y atractivo».
Lo de vender humo, tras el largo camino de la crisis, pasó a la historia. La competencia es dura y la situación de la familias no da para viajes, por eso la provincia plantea ‘echar el resto’ en la cita madrileña y prepara una estrategia destinada a convencer, directamente, a aquellos que al final van a comprar el producto: las agencias de viajes y los propios turistas.
Un ejercicio de racionalización que da, también, su propia voz a las empresas. «Durante los días de acceso libre de público, cederemos el espacio a las empresas privadas de la provincia para que pueden vender su oferta. Hoteles, apartamentos, actividades… Tenemos que adaptarnos a la nueva dimensión que está tomando esta feria porque la austeridad debe ser la tónica principal, tenemos que gestionar los recursos lo mejor podamos con el máximo efecto posible», concretaba Martínez.
«Lo importante no es el espacio del que dispongamos, si no el uso que le demos», insistía el diputado recordando que «los municipios no tendrán que pagar nada por asistir a la feria bajo el paraguas de la provincia, hemos llamado a todos los que tradicionalmente han venido y la mayoría ha respondido afirmativamente, incluso hay algunos que han decidido, además, hacer acciones promocionales por su cuenta como la participación en el ‘show cooking’, aunque eso sí lo costean los ayuntamientos».
Otros, por ejemplo, ya han avisado de que no van a acudir a la cita. Vila-real reitera su «no» a la convocatoria aunque en un tono mucho más moderado que el año pasado, cuando el hecho de que una de las mayores localidades de la provincia (la segunda tras la capital de la Plana) levantó polémica al asegurar, al igual que este año, que el desembolso requerido para ir de forma individual no vale la pena, puesto que los beneficios no son tantos como se anuncia.
Eso sí, este año, aún manteniendo el criterio de «austeridad» no eliminará completamente su imagen y usarán la plataforma que les facilita el patronato provincial de turismo para mandar información al evento.