Fuente: El Periódico Mediterráneo
La puesta en funcionamiento del depósito de almacenamiento de gas frente a las costas de Vinaròs, conocido como el proyecto Castor, ya ha tenido las primeras consecuencias, y no muy buenas, en la provincia de Castellón. Desde que comenzó a inyectarse en junio el líquido en el subsuelo, a 30 kilómetros de la capital del Baix Maestrat, se han registrado empíricamente hasta 21 microseísmos. Una actividad geológica que hasta la fecha no ha ido a más, pero que ha despertado algunas alarmas.
La propia compañía promotora del multimillonario proyecto, Escal UGS, ha corroborado los datos, hasta el punto de asegurar que los miniterremotos, de hasta 2,5 grados en la escala Richter, se han registrado con los aparatos y medidores adquiridos e instalados por la propia compañía. La empresa ha lanzado un mensaje de tranquilidad, diciendo que esta situación ya estaba prevista inicialmente. Sin embargo, los expertos del Instituto Geográfico Nacional reconocen sentirse extrañados, por la frecuencia de los temblores.
No estaría demás que los promotores de la gran planta dieran explicaciones a los castellonenses, habida cuenta de que su actividad, como mínimo, ha alterado la normalidad en la provincia. Se lo deben a los castellonenses.
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