¿Qué sería de Benicàssim sin el FIB?

Fuente: El Mundo.es

  • Los rumores quedan atrás con la banda americana y con La Roux, Beach House
  • ‘No quiero ser recordado como el tipo que se cargó el FIB’, dice Vince Power

fib¿Qué sería de Benicàssim sin el FIB? La pregunta empieza a surgir ahora que se ha visto la posibilidad, muy remota hasta hace no mucho, de que el festival veraniego que ayudó a configurar la identidad de España en este tipo de propuestas pudiese cerrar después de 19 años. Finalmente, la entrada de dos socios capitalistas (Simon Moran y Denis Desmond) ha despejado la incógnita económica. Pero eso no desvela la pregunta principal.

Habrá quien diga (y los hay) que no hace falta un FIB, que cuatro días de turismo intensivo de unos 25.000 jóvenes (en su mayoría, cerca de un 70%, del Reino Unido), es menos rentable que un mes de turismo familiar. Pero habrá también quien señale al festival de música como uno de los focos de inmersión cultural en Europa más importantes que ha tenido este país desde el cambio de siglo. ¿Qué ya no es el festival más importante de Levante? En cuanto a número de asistentes, por supuesto; ahí está el Arenal Sound y, quizás, el Low Cost. ¿Que ha hecho más por la ‘Marca España’ más que una docena de campañas? Que se lo pregunten a quienes vivieron la jornada inaugural del festival, ese jueves, en la apertura más problemática y emocional que se recuerda desde que los hermanos Morán quisieron montar un festival ‘indie’ con playa en 1995.

Las idas y venidas, los rumores, los vaticinios negativos han quedado atrás cuando han salido La Roux, Beach House y Queens of the Stone Age, cabezas de esta primera jornada en la que, con una asistencia lejos de los récords de 2009 y 2011, el FIB ha aguantado los problemas. “No quiero ser recordado como el tipo que se cargó el FIB”, decía Vince Power, director en solitario del FIB desde 2010 hasta este año, en que ha vendido alrededor de dos tercios del festival a dos promotores británicos (el irlandés Denis Desmond y el inglés Simon Moran) para poder garantizar esta edición.

El grupo madrileño Toundra ha sido el encargado de abrir el escenario Maravillas, presidido por una leyenda tan potente como “desde 1995”, un recordatorio de que por allí la historia cultural de este país ha escrito importantes capítulos. Con un ‘post-rock’ vitaminado e inesperado, han abierto camino a La Roux, el dúo inglés de tecno-pop que ha preferido empezar con dos ases de su primer disco (‘In for the kill’ y ‘Fascinations’) antes de presentar los temas de su futuro segundo álbum. como ‘Sexotheque’ y ‘Tropical cancer’, que ponen a la espera de la valoración del disco antes de levantar su propuesta como una de las más bailongas del pop electrónico inglés.

Lástima que en la línea temporal lo siguiente fuese el pop atmosférico de Beach House, una combinación que no benefició a ninguno de los dos huéspedes del Maravillas cuando la noche daba al FIB el sabor, el ‘rollito’ que sólo los que siguen fieles saben encontrar. Concierto de discos más que de canciones, el dúo franco-estadounidense ha mecido a los fiberos con música exquisita, pero carente de himnos, salvó aquel ‘Myth’ que ha entonado Victoria Legrand tras un mar de pelos y de teclados. Entre medias, unos jovencísimos Temples, que apenas han digerido que su canción ‘Shelter Song’ sea la banda sonora de esta edición como para que su guitarrista se quite el entrañable atrapasueños que les delata como inocentes soñadores del pasado.

Después, unos Queen of the Stone Age que han tirado por ese rock’n roll del 2013, del ahora, que en las últimas ediciones del FIB. Puede que ejerciesen de fiesta de bienvenida para el FIB 2013, pero si para ello recurren a las canciones pluscuamperfectas de su último disco, ‘…Like clockwork’, como ‘If I had a tail’ y ‘Smooth Sailing’, mezcladas con solventes versiones de ‘Sick, sick, sick’ y ‘Make it with chu’, la sensación es que podrían ocupar un lugar más relevante llega a la cabeza entre ritmos pétreos y bailables. Poco que ver con el concierto de Hurts, más efectivos que amanerados, en un espectáculo enfocado al reducidísimo colectivo gótico.

En el plano electrónico, la sensación ha oscilado entre la apuesta eminentemente ‘british’ de Rudimental (un tema como ‘Feel the love’ será estudiado en el futuro como paradigma de lo que se quiere bailar en las islas) y el calor del house hispánico de John Talabot, a día de hoy, el DJ y productor más internacional de la electrónica española, por mucho que se escore al ‘indie’ y recurra a increíbles marimbas para sumergir al oyente en ese terreno que va más allá de la mera sesión.

Este viernes comparten cabeza de cartel Beady Eye, el grupo que montó Liam Gallagher a partir de Oasis cuando su hermano abandonó el proyecto, y Primal Scream, que apuestan por la exaltación de las palmás más Rolling Stones en su último disco, ‘More light’.

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