Motivo por el cual la Asociación de Empresarios de la localidad convocó una junta extraordinaria, en la que concluyeron que la desaparición de este acceso principal «va a provocar un retroceso muy importante en la economía y calidad turística a nuestro municipio», tal y como señaló el presidente de este colectivo, Jose María López.

Por ello, desde la Asociación «tomaremos las acciones legales que creamos oportunas para pedir indemnizaciones por los daños y perjuicios que pueda ocasionar al sector empresarial», añadió.

La polémica vuelve a salpicar a la dirección provincial de Costas y su responsable, Ignacio Gil, que abandonó el cargo a finales de esta semana tras unos años en los que no se ha caracterizado, especialmente, por cumplir con los compromisos a los que había llegado con los ayuntamientos. A las constantes protestas por la Ley de Costas, se suma ahora el derribo del puente que el pasado jueves sorprendió tanto a vecinos y empresarios como a los propios miembros del Ayuntamiento oropesino, ya que, en la última reunión mantenida con Gil, éste prometió que el puente no desaparecería hasta tener construido el nuevo acceso. De hecho, para garantizar la permanencia de esta infraestructura, el Consistorio se comprometió a pagar su demolición una vez comenzasen las obras de la otra conexión.

Ahora, el problema al que se enfrentan en Oropesa es que a la zona de Les Amplàries sólo puede accederse a través de la avenida Barcelona, vial que se considera absolutamente insuficiente para dar servicio a las 40.000 personas que residen en la zona durante los meses de verano, ya que allí está ubicado Marina d’Or.

Sin embargo, la demolición no ha sido una mala noticia para todo el mundo. Desde la asociación ecologista Gecen se congratulaban ayer por la puesta en marcha de nuevas medidas que redunden en favor del medio ambiente, aunque exigían al Ministerio (y sus delegaciones en la provincia) una actuación más completa en esta zona.

Así, los ecologistas alegaron que «la puesta en valor del humedal y frente litoral implica necesariamente la eliminación del tránsito a motor y la demolición del puente y una nueva organización del tráfico son fundamentales para ello».

En este sentido recordaron que «la zona donde se supone algún día actuará Costas ocupa una pequeña parte del saladar, siendo necesario ampliar el ámbito territorial de la actuación cuanto antes mejor, de forma que se incluya todo el humedal y no una pequeña parte de éste».

Además, Gecen cargó contra otros elementos construidos en la zona y calificó el proyecto de Costas como «poco ambicioso, al ser su ámbito de actuación muy reducido y pretender restaurar la costa y su área de influencia sin eliminar los elementos más degradantes del mismo como son las edificaciones y el camping». Por ello, abogaron por un «acuerdo económico con los propietarios y la eliminación de dichos elementos puesto que el proyecto, si no es así, parece una simple adecuación turística»